
25Jun
Para pensar
25/06/2022 - Julieta Colella
En Argentina, el 80,0% del PBI es consumo
El desarrollo, la
composición y la apertura al mundo de una economía se mide a través de su
producto bruto interno. Hace más de 10 años que la economía argentina no crece
de forma sostenida, transitando un estado de estancamiento, complementado con
altas tasas de inflación.
Según informó el
INDEC, el PBI al primer trimestre de este año, creció 6,0% de forma interanual,
medido a precios constantes, para quitarle el efecto inflacionario. A precios
corrientes, la variación asciende al 63,0%, la cual, comparada con una
inflación aproximada de 58,0%, demuestra el crecimiento real.
Para una economía
como la argentina, la cual, por cuestiones estacionales, presenta grandes
alteraciones entre un trimestre y otro, es recomendable analizar los datos
publicados por el INDEC bajo otra metodología. Con el objetivo de armonizar la
serie, a cada trimestre, consideramos el promedio simple de los últimos 4
trimestres. De esta forma, el producto bruto, medido a precios constantes,
presentó un crecimiento de 11,1% frente al promedio simple del primer trimestre
del año anterior. Para encontrar tasas de variación interanuales de dicha
magnitud, es necesario trasladarse al primer trimestre del año 2011, momento en
el cual la tasa de crecimiento interanual fue del 10,7%. Por el contrario, el
promedio de crecimiento anual de los últimos años para un primer trimestre se
ubica entre el 1,0% o 2,0%.
Desde la óptica de
la oferta y la demanda, el PBI se conforma de consumo privado, consumo público,
inversión, exportaciones e importaciones. Independientemente de la variación
interanual de cada uno de los conceptos, resulta relevante analizar la
participación de cada partida dentro del producto bruto. Al primer trimestre de
este año, el 62,0% del PBI es consumo privado, 15,9% consumo público, 17,0% inversión, 18,3%
exportaciones y 15,2% importaciones.
Durante el gobierno
de Mauricio Macri, en promedio, el consumo privado representó el 67,4%,
alcanzando su valor máximo de 69,6% durante el tercer trimestre de 2018. Por su
parte, el consumo público se ubicó en niveles del 17,0%, alcanzando su relación
máxima de 18,0% al comienzo de su mandato, durante el primer trimestre de 2016.
Con respecto a la inversión, el promedio de los cuatro años la ubica en el
14,9% del PBI, mientras que la mayor marca fue 15,7% durante el segundo
trimestre de 2018. Entre los años 2016 y 2019, las exportaciones representaron
el 13,2% del producto bruto, mientras que las importaciones fueron 14,4%. Esta
relación deficitaria se debe a que, durante la mitad de su mandato, Mauricio
Macri experimentó déficit de balanza comercial.
Como para analizar la composición del PBI a través de los distintos gobiernos, durante el segundo gobierno de Cristina Kirchner, la situación fue la siguiente. El consumo privado, en promedio, representó el 65,5% del PBI, alcanzando su valor máximo de 66,0% en el último trimestre de 2013. Por su parte, en promedio el consumo público significó el 16,8%. Cuando Cristina Kirchner finaliza su mandato, al cuarto trimestre del año 2015, el consumo publicó alcanzó el 18,1% del PBI. Con respecto a la inversión, el promedio fue de 16,1%, alcanzando su pico máximo de 16,9% al comienzo del segundo mandato, durante el primer trimestre de 2012. Por último, en promedio, las exportaciones representaron el 14,7% mientras que las importaciones el 14,2%. Durante la primera mitad del gobierno, Cristina Kirchner experimentó superávit comercial, mientras que, durante la segunda mitad del mandato, la situación se revirtió.
*El año 2022 solo contempla el primer trimestre, último dato informado por el INDEC
Estructuralmente la
economía argentina se basa en el consumo. Los niveles de inversión son muy
bajos como para garantizar el crecimiento sostenido que una economía necesita. Por
ejemplo, en economías como la de China, la inversión representa el 42,7% del
PBI. Mientras el contexto económico y político continúe siendo de
inestabilidad, desconfianza y falta de previsión, mientras continúen las
internas políticas y mientras las reglas del juego no sean claras, lejos estamos
de que la inversión aumente como porcentaje de PBI y, por ende, contribuya al
crecimiento sostenido del país.
Por otro lado, los
niveles de exportaciones e importaciones como porcentaje del producto bruto
también demuestran que Argentina es una economía chica y cerrada al mundo. Por
tal motivo, es errónea la discusión sobre si las importaciones son elevadas
porque, queda demostrado, que son bajas como porcentaje del PBI. Se debería
trabajar en incentivar aún más a las exportaciones, a través de políticas de
comercio exterior, en alivio fiscal para los exportadores y en reducir hasta
eliminar la brecha cambiaria. Hoy, quien exporta, lo realiza a un tipo de
cambio de $124, mientras que, en la economía doméstica, el tipo de cambio que
manda se ubica por arriba de los $220.
Una economía basada
en el consumo se convierte en una economía frágil. Debemos trabajar en
equilibrar más la balanza y en abrirnos más al mundo, incrementando las
inversiones y las exportaciones y, fundamentalmente, en reducir el gasto
público, lo cual incrementa el déficit fiscal, otro problema crónico de
Argentina.