12Ago
Informes de Salvador Di Stefano
12/08/2022 - Salvador Di Stefano
Ni paloma, ni halcón, tasa baja y dólar picante
El Banco Central subió la tasa
tímidamente frente a una inflación que, en los próximos 60 días, podría trepar a
niveles del 80% anual. Dólar picante.
La inflación del mes de julio
fue del 7,4% y, en los últimos 12 meses, acumula el 71,0% anual. El Banco Central
pasó de una estrategia muy tímida en donde la tasa de interés seguía muy de atrás
a la tasa de inflación, a una estrategia más jugada, sin llegar a ser agresiva.
La tasa de interés de plazo fijo se ubicó en el 69,5% anual, al igual que la
tasa de las leliq, casi empardando a la inflación.
Las leliq son las letras que
utiliza el Banco Central para retirar el excedente de pesos del mercado. Estas
letras solo pueden ser adquiridas por los bancos. Lo mismo sucede con los
pases, que se realizan a tasa del 55,0% anual.
El stock de leliq al día 9 de
agosto es de $ 5,7 billones, mientras que el stock de pases suma $ 1,0 billón. Las
sumas de ambos pasivos del Banco Central alcanzan los $ 6,7 billones y
devengarían intereses por una suma aproximada a los $ 380.000 mensuales, que al
ser capitalizable (ya que no se cancelan nunca) tendrá un comportamiento
progresivo en el tiempo.
Por ejemplo, en el año 2021 se
pagaron en concepto de intereses de leliq más pases del Banco Central la suma
de $ 1,34 billones, mientras que al 9 de agosto del año 2022 ya se pagaron
intereses por $ 1,2 billones, lo que demuestra que año a año se van superando
marcas, que son cada vez más difíciles de financiar.
¿Qué
es una jugada agresiva?
El Banco Central de Brasil en
el mes de julio mostró una deflación de precios del 0,68%, mientras que su tasa
de inflación anual fue del 10,0%, la tasa de política monetaria se
ubicó en el 13,25% anual, esto implica un 30% por encima de la tasa de inflación. Esto sí es una política agresiva de tasas altas.
El impacto en Brasil fue un
fuerte ingreso de capitales y una apreciación del real, que de niveles del
5,5 real por dólar bajó a 5,15 reales por dólar. También provocó una suba en
los títulos públicos, que derivó en una fuerte baja en las tasas de rendimientos,
un bono a 10 años rinde el 12,3% anual, tasa por debajo de la tasa de corto
plazo que fijó el Banco Central de Brasil, que está en el 13,25% anual.
En el caso de Argentina, una
jugada agresiva hubiera sido una tasa de política monetaria en torno del 80%
anual, algo que no ocurrió, pero podría ocurrir a futuro.
La
inflación que viene
La inflación de los últimos 12
meses suma el 71,0% anual, debemos destacar que el rubro carne muestra una mínima
variación, si este rubro comienza a trepar en precios, es muy probable que la inflación
de los próximos meses sea mucho más elevada, algo parecido podría producir una
suba de los combustibles, algo que es muy probable que suceda en breve.
Si para el mes de agosto la inflación
se ubica en torno del 6,0%, la inflación de los últimos 12 meses subiría a
niveles del 77,0% anual, y si sube al 7,0% en el mes de agosto, la tasa de inflación
de los últimos 12 meses subiría al 79,0% anual.
De las proyecciones
realizadas, hubiera sido más eficiente subir en la actualidad la tasa de interés
a niveles del 80% anual y esperar que el mercado logre domar la cotización de
los dólares alternativos y la inflación.
El
impacto de la suba de tasas en la economía
Los préstamos al sector
privado representan el 9,8% del PBI, esto implica que solo unas porciones muy
pequeñas de los actores económicos tienen acceso al crédito. La suba de tasas
generará un cambio en el comportamiento de los actores de mercado. Con tasas
más elevadas, algunos actores de mercado preferirían no tomar financiamiento y
proceder a la liquidación de inventarios, esto implica que se liquidarán más
exportaciones, se venderá el stock existente en las empresas, se venderán dólares
ahorrados y se proceda a la cancelación de las financiaciones, dado que en el
nuevo contexto financiero serán más onerosas.
No es menos cierto que la suba
de tasas implicará una menor actividad económica, los más afectados serán
aquellas actividades en donde el pago en cuotas era vital para mantener
encendida la llama del consumo.
¿Cómo
viene la actividad económica?
El PBI es igual a consumo más
inversión más exportaciones menos importaciones. Esta economía con tasas tan
elevadas y salarios congelados no mostrará un aumento considerable en los
consumos. La crisis política no está invitando a una mayor inversión. Las exportaciones
están estancadas producto de un tipo de cambio atrasado y dólares alternativos
muy elevados en precios. Las importaciones están reguladas por el Estado y
solo pueden aumentar, como mucho, un 5% respecto al año 2021. Bajo estos
condicionantes, no creemos que el PBI pueda crecer en el segundo semestre del año
2022 y vemos una baja del 3,0% para el año 2023.
Conclusión
La suba de tasas es una
condición necesaria pero no suficiente para mantener a raya a la inflación y a
los dólares alternativos. Sería necesario que el gobierno muestre vocación por
reducir el déficit público. Si ello no ocurre la suba de tasas no cumplirá con
los objetivos de bajar la inflación y hacer retroceder los dólares
alternativos.
El gobierno está trabajando
para reestructurar la deuda interna en pesos, no desea emitir dinero sin
respaldo y buscará financiar el déficit público colocando deuda en el mercado interno.
Esto generaría un desplazamiento del crédito en el sector privado hacia el
sector público. Esto implicaría un menor consumo en lo que resta del año 2022 y
2023.
Una letra del Estado con vencimiento
el 30 de noviembre cuya sigla es S30N2, a 106 días, rinde el 73,0% anual, esto
nos da una tasa efectiva anualizada del 95,5% anual.
Con estos niveles de tasas no
vemos atractivo aún vender dólares para colocarse en pesos. El dólar MEP
terminó en $ 277, si vendemos a este precio y tenemos la suerte de colocarnos
en pesos a un año a una tasa del 100% anual, a 12 meses vista tendríamos que recomprar
dólares a un valor menor a $ 554 para salir ganando dinero en moneda dura.
Para no herir susceptibilidades
en el oficialismo, no daremos pronósticos del dólar a un año, pero nos parece
que estará por encima de $ 554, por ende, vender dólares para invertir pesos no parece, por el momento, adecuado con una tasa del 69,5% anual para los plazos
fijos. En cambio, si la tasa se hubiera ubicado en el 80,0% anual, esto
implicaba una tasa efectiva del 117,0%, en este caso sí nos hubiéramos animado.
El ejercicio consistía en vender a $ 277 y recomprar a un año a un valor inferior
a $ 600, aquí los números hubieran cerrado mejor.
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