
28Oct
Informes de Salvador Di Stefano
28/10/2022 - Julieta Colella
Los resultados rojos se tiñeron de verde
La República Argentina,
al cabo de 3 meses, transitó la situación de déficits gemelos. Esto ocurre cuando una economía presenta, de
forma simultánea, resultados negativos, tanto en sus cuentas públicas, es decir
gasta más de lo que le ingresa, como en la balanza comercial, es decir importa
más de lo que exporta. Esta situación desencadena problemas estructurales, los
cuales necesitan cambios de fondo, no parches como generalmente ocurre en
nuestro país. Después de más de 2 meses de gestión de Sergio Massa como
Ministro de Economía, y de la implementación de varias medidas, los resultados
empezaron a revertirse.
Recientemente el
Ministerio de Economía publicó el resultado de las cuentas públicas al mes de
septiembre. En el período de referencia, los ingresos totales ascendieron a $
1.624.820 M, presentando una variación interanual de 122,8% frente a septiembre
2021. En el acumulado de 12 meses los ingresos totales ascendieron al 18,5% del
PBI, asumiendo un producto bruto de $ 70.000.000 M, medido a precios
corrientes, al tercer trimestre del año. Dicha relación mejoró en 1,3 puntos
porcentuales respecto al mes anterior.
Con respecto a los
gastos totales, los mismos fueron de $ 1.562.196 M y significaron una suba de 78,9%
respecto al mismo mes del año anterior. Por su parte, en un año, se acumularon
gastos totales por más de $ 14,7 mil M, equivalente al 22,5% del PBI; 19,4%
representa a los gastos corrientes, mientras que el saldo al gasto de capital.
La diferencia entre
los ingresos y egresos totales al mes de septiembre devuelve un resultado
positivo, un superávit primario superior a los $ 80 mil M. Desde mayo 2021
Argentina no experimentaba superávit primario en sus cuentas públicas. Luego,
al tener en cuenta el gasto por el concepto de Intereses, los cuales
fueron $ 85.068 M, el resultado final sí resulta deficitario.
Por el lado de la
balanza comercial, también se revirtió el saldo deficitario, después de 3 meses
consecutivos. En junio la diferencia negativa entre lo exportado y lo importado
fue U$S -115 M, al mes siguiente ascendió a U$S -437 M y en agosto se ubicó en
U$S -300 M. En septiembre las exportaciones fueron U$S 7.407 M, disminuyeron 2,2%
respecto a igual mes de 2021 (U$S -163 millones) debido a un descenso de 12,5%
en las cantidades y un incremento de 12,0% en los precios.
Durante el mismo
mes las importaciones ascendieron a U$S 6.993 M, se incrementaron 18,8%
respecto a igual mes del año anterior (U$S +1.107 millones), como consecuencia
de una suba de 10,5% en los precios y de 7,6% en las cantidades.
En síntesis, en
septiembre, el saldo positivo de la balanza comercial fue de U$S 414 millones,
U$S 1.271 millones inferior al saldo de igual mes del año anterior, período en
el cual se había registrado un superávit comercial de U$S 1.685 millones.
Ambos resultados
superavitarios vienen de la mano de la implementación del llamado dólar
soja, aquella cotización de $ 200 del tipo de cambio, a través de la
cual los exportadores pudieron liquidar sus producciones de soja, únicamente
disponible durante el séptimo mes del año. Debido al fuerte atraso cambiario,
los productores, así como exportadores de otros rubros, venían retrasando sus
exportaciones, a la espera de una devaluación o cotización diferencial
superior. En gran parte, el déficit de balanza comercial se debió a eso. El
gobierno tomó la decisión de atrasar el tipo de cambio, con el objetivo de
utilizarlo como ancla, para controlar la inflación. No solo que la inflación se
disparó, sino que funcionó como un desincentivo a exportar, mientras que
resultó un impulso para el importador, gracias a que podía ingresar los
productos a un dólar de bajo precio.
Gran parte de los
ingresos totales están conformados por los ingresos tributarios, los cuales, al
mes de septiembre, alcanzaron los $ 1.444.653 millones, creciendo 116,0%
respecto a septiembre del año pasado, motorizados principalmente por la
expansión de los Derechos de Exportación, los recursos de la seguridad social y
los asociados a la actividad económica. Los tributos del comercio exterior
muestran una variación interanual de 247,6%. En particular, los Derechos de
Exportación se incrementaron en 314,6% interanualmente, mientras que los
Derechos de Importación registraron un crecimiento de 74,9%. La fuerte
expansión en la recaudación por Derechos de Exportación se explica por la
liquidación de exportaciones del complejo sojero realizadas durante el mes en
el marco del programa del dólar soja.
Por otro lado,
coincidió en que, al mes de septiembre, las temperaturas bajas del invierno
comenzaron a disiparse, por lo que las importaciones de energía se redujeron.
Durante el invierno las importaciones de energía fueron muy protagonistas,
sumado a los elevados precios internacionales, a causa de la invasión de Rusia
a Ucrania y al desfavorable contexto mundial en general.
Dicho todo esto, es
importante entender por qué, el hecho de que la economía argentina tenga
déficits gemelos, es una situación que afecta a la economía cotidiana y
finanzas personales de todos sus ciudadanos y por qué es tan importante
revertir dicha situación.
El déficit fiscal
necesita ser cubierto de alguna forma. Argentina no cuenta con la posibilidad
de pedir crédito externo y, cuando intenta buscar financiamiento interno, el
mercado le pide cada vez tasas más altas, como respuesta al alto nivel de
desconfianza. Según la última licitación de deuda que realizó el gobierno, tuvo
que ofrecer tasas en torno al 113,0%. Si bien consiguió recaudar con creces el
dinero que necesitaba, lo hizo a un costo muy alto, y a cortísimo plazo, ya que
el mercado no quería prestarle más allá de marzo del año próximo.
Por otro lado, como
una tercer vía de financiación, ha recurrido a la emisión monetaria. La
consecuencia directa de la emisión monetaria es mayor inflación. A medida que
la economía argentina siga presentado déficit en sus cuentas públicas, y a
medida en que el gobierno cubra dicha diferencia negativa con emisión, va a ser
prácticamente imposible que la inflación ceda. Por este motivo es que las
proyecciones se ubican en una inflación en torno al 100,0% para fin de año. Si
bien es cierto que la emisión mermó en estos últimos meses, estamos
experimentando las consecuencias de la alta emisión de los meses precedentes.
Por su parte, el
problema de déficit de balanza comercial se traduce en menos dólares y, por
ende, en menos reservas en el BCRA. A medida que el Banco Central tenga menos
dólares, la consecuencia directa será mayores restricciones para seguir
restringiendo el acceso al mercado cambiario. Cada vez menos personas podrán
acceder, tanto al dólar oficial, como a los dólares alternativos.
Como conclusión,
del problema estructural de déficit gemelos que transita la economía argentina,
se desprende que aumenta el costo de financiamiento interno, hay mayor emisión
y, por ende, mayor inflación, así como también menos dólares y, por ende,
mayores restricciones al acceso de divisas. Si bien, al mes de septiembre, esta
situación se revirtió, es fundamental que ocurra lo mismo en los meses
venideros, para que los cambios sean estructurales y no solo parches.