05May
El mundo y los negocios
05/05/2023 - Laura Di Marco
Milei, la cacerola de 2023
La gran novedad de esta semana es
que un outsider, en el que hace dos meses atrás nadie pensaba como posible
integrante de un balotaje, tiene chances de ser presidente.
No es el candidato más probable
-ese podio aún los tienen los postulantes de Juntos por el Cambio- pero hoy sí
es un candidato posible.
Ese outsider, con apenas ocho
diputados, se llama Javier Milei, al que tanto Mauricio Macri como Cristina
Kirchner no solo están legitimando, sino incluso lo subieron al ring esta
semana. Macri y Cristina devinieron en punteros de Milei. ¿Parece exagerado?
El año pasado Macri dijo que
votaría a Milei y hace unos días, en una entrevista, vaticinó que el libertario
podría ingresar al balotaje. Cuando Macri lo mete en el balotaje está
potenciando el efecto “carro del triunfador”
Esto está estudiado por los
consultores: si yo digo que alguien va ganando se convierte en una alternativa
“enviagrada”. Me tienta votar al ganador.
Cristina también lo subió al
podio esta semana, desafiándolo con dos de sus ideas más potentes, que se
convirtieron en la discusión sobre la que gira la campaña: dolarización y
casta. ¿Por qué Cristina le pega a Milei y, de ese modo, le sube el precio?
Milei le roba votos tanto a
Juntos por el Cambio como al kirchnerismo, aunque, si vamos a los números, es
cierto que pareciera lastimar más a la oposición del viejo Cambiemos.
Según la consultora Synopsis, de
Lucas Romero, por cada tres votos que le quita a Juntos por el Cambio, le quita
uno al Frente de Todos. Pero hay otras consultoras que ven a un Milei
quitándole tajadas a todos y todas y, lo más extraño, a un sistema político
trabajando para él.
Juan Germano, de la consultora
Isonomía, aporta otro dato. Hace un año y medio, cuando Milei medía 5 o 6% sus
votantes eran de la derecha liberal que había salido del clóset. En cambio,
cuando hace ocho meses llegó a un 10 o 20% ya atrapaba votantes cambiemitas.
Pero ahora, que ronda el 20%, es
indudable que está atrayendo a votantes del Frente de Todos. Jóvenes de barrios
vulnerables que antes votaron al kirchnerismo y que sienten que ese espacio no
hizo nada por ellos. Es más, los empeoró.
Los votos que Milei recoge hoy en
La Matanza, Morón, Avellaneda o Merlo no son de la derecha liberal. Son de
gente desencantada. De jóvenes desesperanzados. Lo que va cambiando en Milei,
que crece por oleadas, es la composición demográfica de su voto. Hay datos
reveladores.
La mitad de los que votan en la
argentina tiene menos de 40 años. El 90% de los votantes de Milei tiene menos
de 50 años. Es más, según Alejandro Catterberg, de Poliarquía, el 53% de los
que votan al líder libertario tiene menos de 30 años.
La pregunta del millón es: ¿tiene
realmente chances Milei de ser el próximo presidente de la Argentina o, como
dicen algunos encuestadores, es la cacerola del 2023?
Si se miran las encuestas y la
trayectoria de la oposición, el ganador más probable es Juntos por el Cambio, a
pesar la canibalización interna. Por muchas razones. Hay dos en particular.
Vienen cosechando un 40 por ciento de los votos en las últimas tres elecciones.
Además, hay una identificación cultural básicamente de las clases medias.
Este viernes se juntaron los
candidatos de Pro en la casona de Mauricio Macri, en San Isidro. Se sacaron una
foto de unidad. Muy unidos no se los veía, pero, lo que dejaron trascender, es
que están callados -y prefieren permanecer así- porque están consensuando
adentro.
Hacen bien. Si no se ordenan,
siguen trabajando para Milei, sobre todo cuando Patricia Bullrich no para
elogiarlo. Más todavía: Macri llegó a decir el año pasado que votaría por
Milei.
No obstante, quedan preguntas
abiertas en torno a Cristina. ¿Querrá ella levantar a Milei para dividir el
voto no peronista en la provincia de Buenos Aires y así minar las chances de
Juntos por el Cambio? Es una posibilidad. Eso es lo que piensa Mariel Fornoni,
de la consultora Management and Fit.
Surge otra novedad. Lo que está
dividido en la Argentina ahora es el no peronismo. Una Argentina en donde lo
que se rompió es la esperanza. Milei es el candidato de los desencantados. De
los desesperanzados. De los jóvenes a los cuáles nadie les ha mejorado la vida.
Los consultores tienen algunos
consensos sobre este outsider que mueve el avispero. La campaña de Milei es
genial, pero la debilidad es él mismo. Milei es el peor enemigo de Milei cuando
propone un mercado para vender órganos o la libre portación de armas.
La campaña de Milei es más
inteligente que su propio candidato. Este es un resumen de los encuestadores
que están midiendo este fenómeno. Milei está obligando a todos a hablar de su
agenda: la dolarización, los privilegios de la política, y la llamada “casta”.
¿Qué dice la gente en los focus
group? Algo bastante lógico: “Voté al kirchnerismo, me fue mal. Voté a Macri,
no me funcionó. Y bueno, voto a este que por lo menos no tiene prontuario
político”. Pasado versus no pasado, podríamos decir.
¿Qué dice el propio Milei? El
está de acuerdo con que es la cacerola de 2023, pero con una diferencia. Hoy
hay una canalización política que, según Milei, sería él mismo.
La legisladora Ofelia Fernández,
del Frente de Todos, dijo algo muy interesante en estos días: “Nosotros les
prometimos a los jóvenes que le íbamos a cambiar la vida y se la empeoramos.
Deberíamos hacer una autocrítica”. Los jóvenes son quiénes definen las
elecciones en la Argentina.
Lo curioso, de todas maneras, es
que en la clase magistral que Cristina ofreció en La Plata, se centró en la
gran propuesta de Milei: la dolarización. Dijo que esta medida era peor que la
convertilidad de Cavallo, al que ubicó en el arco de la derecha maldita.
Sin embargo, cuando se mira la
historia reciente ves que los Kirchner, que fueron muy menemistas en los
noventa, elogiaban mucho a Cavallo. De hecho, Néstor Kirchner sentía gran
admiración por él. Fue después de una discusión económica en el Consejo Federal
de Inversiones, en la que Cavallo lo dejó mal parado, que el santacruceño se
puso a estudiar economía.
Llegó a su casa y le dijo a
Cristina: “Cavallo me destrozó. Es la última vez que lo hace”. Es llamativo
analizar cómo fue cambiando de pensamiento cristina a lo largo de los años con
respecto a lo que hoy llama “derecha liberal”.
La crisis de las dos coaliciones
favorece a Milei. ¿Puede ser Sergio Massa el candidato de la unidad del
peronismo con un 8% de inflación mensual y un 104% anual? Algunos intendentes
comentan que puede haber otro candidato de unidad: Gabriel Katopodis.
Si la crisis económica empeora,
¿Milei tiene más o menos chances? ¿Hay voto vergonzante al líder libertario o
es al revés? ¿Hay gente que amenaza con votar a Milei, como la protesta de la
cacerola, pero a la hora de la verdad optaría por algún candidato más
conservador?
Todo es incierto en un escenario que cambia minuto a minuto y en donde nadie está convencido que la foto de hoy sea la que se termine proyectando en las Paso o las generales. Más aún, quizá lo que se proyecte es todo lo contrario.