
02Set
Informes de Salvador Di Stefano
02/09/2023 - Salvador Di Stefano y Dardo Chiesa
El futuro que tendría que tener la ganadería.
La ganadería argentina se caracterizó
por un estancamiento en su evolución producto de las malas políticas públicas
que aplicó el Estado nacional. Tenemos el mismo rodeo que en el año 1978 cuando
fuimos por primera vez campeones mundiales de futbol y éramos 25 millones de
argentinos, hoy sumamos 47 millones.
Con la política de
intervención del Estado en el año 2008 perdimos 12 millones de cabezas de
ganado, casi el mismo rodeo que tiene Uruguay. La agriculturización hizo que
muchas hectáreas ganaderas pasaran a agricultura, fenómeno impulsado por la
genética y tecnología, pero también por la pésima rentabilidad que tenía la
ganadería. El cambio climático también hizo lo suyo, entre inundaciones y sequías
la cría de ganado quedo en desventaja frente a otras propuestas de negocio para
el campo argentino.
En nuestro país nunca se vio a
la ganadería inmersa en un negocio global como cadena, cada eslabón tira hasta
que se rompe, con sectores aislados y enfrentados, como por ejemplo
producción/industria, consumo/exportación.
La aparición de China como
comprador de vaca (la madre del negocio) aumenta la faena de hembras, lo que
pone en peligro el aumento del rodeo. Por restricciones se va la vaca D y E,
pero muchas veces se cuela la C, si no hubiera restricciones se irían todas las
categorías, ya que el negocio a grandes rasgos no resulta rentable. Nadie está
pensando en la matriz productiva, ya que pasan los años y no vemos un
incremento en la eficiencia.
El
negocio hoy
Argentina ingreso en una
dinámica inflacionaria que no permite que se desarrollen negocios de largo
aliento, ya que su impacto en el precio hace que el producto sea inalcanzable
para el consumidor, o bien le genere un quebranto a la producción.
La cría de ganado bovino está
muy afectado por la inflación, es un negocio de largo recorrido, que incluye
altos costos como la tierra, los animales, la comida, servicios veterinarios y
medicamentos para tener una buena sanidad. A todo esto, hay que sumarle el
costo de hundido de capital que se actualiza por inflación, pero que el mercado
no paga.
Los engordadores a corral son
otras víctimas de la inflación, compran terneros a precios muy elevados, dado
la escasez de mercado, el alimento es caro, y si a esto le sumamos el costo de
la inflación, es otro sector que funciona a perdida. El precio final no surge
de la suma de costos, el precio lo fija el mercado, por ende, su precio está
ligado a la evolución del salario. Recordemos que en Argentina se consume el
75% de lo que se produce, y solo se exporta el 25%, en la exportación
prevalecen las hembras por sobre los machos.
La cadena comercial tiene
momentos de rentabilidad, atada a buenos precios de exportación, mientras que lo
que se vuelca al mercado interno es muy volátil, dependiendo del poder
adquisitivo del salario, y la estrategia de comercialización que proponga el
empresario en la cadena. Se han buscado muchas alternativas, pero no vemos nacimiento
de frigoríficos importantes, lo que nos hace presumir que el negocio es muy
fino y que no invita a la inversión.
Esta dinámica se ve
acrecentada por el revés climático que tuvimos en los últimos años. Esto nos
llevó a una acelerada faena de hembras, que proyectamos para vacas en torno de los
3,0 millones de cabezas y en vaquillonas 3,8 millones de cabezas. Esto nos
podría dejar un stock de vacas de 22,2 millones, si a esto le sumamos la baja
productividad de la preñez en el campo argentino, nos dejara con una escasez de
terneros que nos llevara inexorablemente a una escasez que hará que se reduzca
la oferta de animales, disminuya el consumo en el mercado interno y los precios
sean muy elevados. No descartemos que el consumo al mercado interno disminuya a
niveles de 40 kilos per cápita, y precios estrafalariamente altos.
Propuestas
Consideramos que, para darle
una mirada distinta al negocio, debemos comenzar por incrementar la
exportación, vía acuerdo país/país, que nos permitan exportar novillos, de esta
forma el negocio tendría una mirada sobre el macho, y habría mayor interés por
desarrollar la cría, e incrementar el stock de vacas. En la actualidad el 80%
de la exportación es a China que solo compra hembras, lo que genera un
desincentivo a que el rodeo crezca.
Desarrollar un esquema similar
a Uruguay para dejar en el país cortes a muy buenos precios para el mercado
interno, dejando que otros cortes emigren al exterior para mejorar la
rentabilidad y sustentabilidad de toda la cadena.
Hay que trabajar en el índice
de precios del Indec, no tiene ningún sentido la actual ponderación de la carne
en dicho índice, los hábitos de los consumidores han cambiado, y se sigue
haciendo foco en la carne vacuna, como si estuviéramos en otro momento de la
economía argentina. Esto deriva en intervenciones sobre el sector que terminan
abortando la inversión y el crecimiento futuro.
Para poder exportar más carne
vacuna, es necesario impulsar el desarrollo de carnes alternativas, que lleguen
al mercado en un período de tiempo más corto que la carne bovina, y permitan
que la población consuma proteína a precios accesibles.
Deberían estudiarse medidas
impositivas que alienten la inversión en ganadería, como desgravaciones, adecuación
del impuesto a las ganancias, y dejar de pagar por tenencia, y un régimen
especial para toda la cadena, que incluya un monotributo que ordene a la cadena
minorista. Habría que premiar a aquellos que se asocian en busca de escala, con
una menor presión tributaria. Alentar a la creación de nuevos frigoríficos
ciclo 1, 2 y 3. La única forma de que los precios bajen es impulsando una mayor
oferta al mercado interno, y para que ello suceda tenemos que tener una
agresiva política exportadora que nos permita colocar nuestros productos en el
exterior a muy buen precio.
Nadie hace beneficencia, aquí
hay que buscar la forma de que ganen todos, empresarios, consumidor y el
Estado. Aclaración, el mal llamado productor ganadero es un empresario, y en
esta nota no le bajamos el precio a nadie. Es tan empresario quien tiene un campo
de cría, engorde o un frigorífico. Este empresario necesita previsibilidad para
poder invertir y desarrollarse en un negocio muy largo en el tiempo.