26Nov
Me gusta el campo
26/11/2023 - Ignacio Iriarte
En 2024 se exportará más y se consumirá menos
La combinación de una oferta
restringida, las lluvias, la incertidumbre y un tipo de cambio muy mejorado,
mantienen muy altos los precios reales de la carne.
Debido a ello, durante el
último año el precio de la hacienda ha crecido más que la inflación.
Sigue muy baja la oferta de
novillos y vacas, y comienza a decaer la salida de vaquillonas y novillitos de
los corrales, que se ha acelerado en estas últimas semanas.
La inflación tiende a
acentuarse, la incertidumbre persiste, y la fuga de los pesos augura buenos
precios para el ternero de invernada, cuya oferta no se va a recuperar hasta
bien entrado febrero del 2024.
El año próximo, el mercado
estaría marcado por una menor oferta de ganado y por una exportación que se
verá beneficiada con un tipo de cambio real mucho más alto, y una política
exportadora no restrictiva.
Se exportaría más, se
consumirá menos; los precios reales del ganado se mantendrían en los altos
niveles actuales, que en el caso de algunas categorías ya superan los récords
históricos del otoño del 2022.
CORRALES EN ROJO
A partir de existencias muy
altas (1,8 millones de cabezas a principios de noviembre) el feedlot ha
comenzado a vaciarse.
En pocos meses ha pasado de
una ganancia de $ 20 mil por ciclo a una pérdida estimada en $ 50 mil promedio
en la actualidad. Está muy difícil de conseguir el maíz, que se paga por arriba
de la pizarra (y a menudo en negro) y es también crítica la oferta de fibra y
proteína.
Por razones estacionales, y
también por la incertidumbre, hay pocos terneros de invernada, y la diferencia
de compra-venta roza el 30%.
Con el costo por kilo ganado
en el corral por arriba del precio del gordo, y una diferencia de compra-venta
muy adversa, el negocio no cierra y la reducción de la carga de los feedlots se
ha acelerado.
Este cuadro muy negativo en
los próximos tiempos no tendería a revertirse sino a empeorar.
Las lluvias que han caído en
muchas zonas del país han afirmado la demanda de los invernadores pastoriles,
que en esta época del año casi siempre compiten con ventaja con los feedloteros
a la hora de comprar terneros.
La oferta de novillitos,
vaquillonas y terneros provenientes de los corrales intensivos es hoy todavía
abundante, y lo será por algunas semanas más.
Pero como sucede todos los
años, la contribución del feedlot comenzará a caer a partir de
enero-febrero, contribuyendo a darle más firmeza al mercado.
Un salto “discreto” en el
tipo de cambio podría dejar al feedlot con números en rojo por
varios meses.
Próximo a terminar el año,
podemos proyectar para 2023 una faena del orden de las 14,44 millones de
cabezas, unas 943 mil cabezas (7%) más que el año pasado.
El peso medio por res
faenada se ubicaría en los 226 kilos, unos seis kilos menos que 2022, y la producción
de carne totalizaría este año las 3,27 millones de toneladas (el equivalente a
4,4% más).
Para 2024, y bajo el
supuesto de que se va a revertir definitivamente la sequía en la mayor parte
del país, la faena se reduciría a entre 13,0 millones y 13,5 millones de
cabezas, entre un millón y un millón y medio de cabezas menos que en el 2023.
La producción de carne –con
un peso medio recuperado– bajaría a los tres millones de toneladas y la
participación de las hembras en la faena, que sería del 48% en el 2023, se
reduciría al 42-45% el año próximo.
Si se da una combinación de
buenos precios, clima favorable y expectativas político-institucionales
positivas, la faena y la producción de carne podrían caer el año próximo aún
más que estas proyecciones.
La exportación probablemente
se verá beneficiada con una mejora sustancial en el tipo de cambio real y una
disminución de las restricciones a exportar, pero deberá enfrentar en los
próximos dos años una importante escasez de novillos y vacas.