21Ene
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21/01/2024 - Ignacio Iriarte
La perspectiva de corto plazo muestra una oferta ganadera en declinación
El consumo ha
mostrado ya en dos oportunidades en las últimas semanas que es capaz de poner
un límite a los precios de la carne al mostrador, pero está pagando valores que
en los últimos doce meses han subido bien por arriba de la inflación y de la
evolución de los salarios.
El año ha comenzado con una
oferta ganadera inferior a la de enero del año pasado y a la de diciembre
último. El consumo ha mostrado ya en dos oportunidades en las últimas semanas
que es capaz de poner un límite a los precios de la carne al mostrador, pero
está pagando –en medio de la crisis– valores que en los últimos doce meses han
subido bien por arriba de la inflación y de la evolución de los salarios.
La exportación está activa
(China, Estados Unidos, Israel, Unión Europea), limitada por la falta de vacas
y novillos pesados, con la atención puesta en un tipo de cambio real que se
deteriora semana a semana, pero con una libertad para vender al exterior como
hace muchos años no se veía.
La eventual suba de las
retenciones al 15% erosionará adicionalmente la competitividad que tenía el
sector originalmente en diciembre pasado. El mercado internacional sigue
tomador de altos volúmenes, pero a precios mediocres. Ayuda la reciente suba de
los precios del novillo en Australia, Uruguay y Brasil.
Una oferta ganadera baja,
que evita una caída importante de los precios de la hacienda en términos
reales. Fuerte aumento de los costos de producción ganaderos. Un consumo y una
exportación que van encontrando cuáles son los límites.
La perspectiva de corto
plazo muestra una oferta ganadera en declinación y con la ampliación de la
brecha, un mercado cada vez más atento a una eventual corrección de la
cotización oficial del dólar hacia fines de febrero o marzo.
CICLO GANADERO
¿En qué momento del ciclo ganadero
estamos? En el 2023 se registró una faena alta, con una extracción (faena/stock)
del 26,8%, que caería en el 2024 al 25,5-26,0%. La fase de liquidación viene
morigerándose en los últimos meses, y a partir del otoño próximo probablemente
entremos en una fase de equilibrio. Que comience una etapa de retención
dependerá de los precios reales de la hacienda, del clima y de las expectativas
políticas e institucionales. De entrar en una fase de retención, la faena
podría caer por debajo de los 14 millones de cabezas.
En el año 2024 la faena va a
caer con respecto al 2023 por dos motivos. El primero, porque se acabará la
liquidación –corta e intensa– que tuvimos en el 2022/23 y el segundo, porque a
partir de mediados de año se comenzará a sentir en la oferta el menor destete
2024, que hoy estamos estimando en unos 850 mil terneros inferior al del otoño
2023. La faena del 2024 podría ubicarse en el orden de las 13,5 a 13,7 millones
de cabezas, que con un peso medio de 234 kg determinaría una producción de carne
vacuna de alrededor de 3,16-3,20 millones de toneladas. Las exportaciones
podrían ubicarse en 1 millón de toneladas y el consumo local podría estar
alrededor de las 46–47 kilos per cápita anual.
Para el 2024, y con respecto
al año que acaba de terminar, puede esperarse una faena algo mayor de novillos
–cuya oferta cayó mucho en el 2023– y una faena más baja de vacas, al salirse
de la fase de liquidación del ciclo. La faena de vaquillonas –muy alta en el
2023– caería durante el año que acaba de empezar, lo mismo que la matanza de
novillitos. La faena de terneros, machos y hembras, en declinación hace varios
años, caería nuevamente en el 2024.
Todos estos pronósticos
podrían tener que modificarse si a partir de mediados de año, como indican
varios modelos climáticos, comienza a instalarse nuevamente en el cono Sur el
fenómeno de “la Niña”.
Todo indica que el año
próximo se exportará más y se consumirá menos, que se pasará a recrías a pasto
más largas y períodos de terminación a corral más cortos, que el ternero
seguirá muy buscado y tendrá un sobreprecio importante en relación con el
gordo.