19Mar
Informes de Salvador Di Stefano
19/03/2024 - Salvador Di Stefano
En la competencia de monedas hay un ganador
El peso hoy no es la moneda
elegida para ahorrar dada la baja tasa de plazo fijo que pagan los bancos, la
inflación le gana a la tasa, pero a futuro hay una ganga.
En la economía siempre las
monedas compiten, en la actualidad el peso compite con el peso ajustado por
inflación, si proyectamos la inflación un año creemos que se ubicaría en torno
del 133,1% anual, y si colocamos pesos en un plazo fijo tradicional nos pagaría
una tasa nominal anual del 75% que representaría una tasa efectiva del 107,0%
anual, claramente en esta competencia ganarían los pesos ajustados por
inflación.
La tasa de devaluación está
subiendo a un ritmo menor a la tasa de inflación, la devaluación mensual lo que
hace a un ritmo del 2,0%, sin embargo, el dólar futuro que es el precio del
dólar más una tasa de interés, aumenta a una tasa implícita del 73,4% anual, si
comparamos esta tasa con las anteriores, llegaremos a la conclusión que el
dólar mayorista no compite contra la tasa de inflación que está en 133,1%
anual, y tampoco con la tasa de plazo fijo que se ubica en el 107,0% anual.
Los dólares alternativos no
parecen ser competencia en esta carrera, el dólar MEP culmino en $ 1.027,63, a
fin del año 2023 estaba en $ 995, y si proyectamos subjetivamente su valor a
futuro, daría la impresión que tampoco le ganaría a la inflación, para copiar
la suba de los precios debería estar dentro de un año en $ 2.395 y no parece
que vaya a alcanzar dicho valor.
Queda claro que, por lo visto
hasta ahora, en la competencia de monedas, el peso ajustado por inflación le
saca enormes ventajas al resto de las monedas, es más el peso colocado a plazo
fijo obtendría una tasa negativa del 11,2% anual.
Dentro de los instrumentos a
elegir para invertir en esta coyuntura haremos foco en dos tipos de
instrumentos, los bonos en pesos ajustados por inflación, y los bonos
soberanos.
Los bonos en pesos ajustados
por inflación son una gran familia, la tesorería (el gobierno nacional) eligió
esta moneda para endeudarse, por ello en el último canje de deuda solo oferto 4
títulos ajustados por inflación, con pago del capital a su vencimiento, y
dejando a un costado las erogaciones parciales de amortizaciones e intereses,
dándole un desahogo al flujo de fondos de la tesorería. Con el último canje, el
gobierno vuelve a pagar bonos a parir de diciembre del año 2025, hasta dicha
fecha tiene el camino despejado de vencimientos, al menos en la parte de
títulos que canjeo.
Un bono en pesos ajustado por
inflación como el TX26 tiene una tasa de retorno negativa del 8,5% anual, lo
que la ubica muy cerca del punto de equilibrio que es la tasa negativa del
11,2% anual del plazo fijo. El TX28 tiene una tasa de retorno negativa del 6,7%
anual, de allí que tiene por delante un mayor recorrido.
Esto sucede porque el Banco
Central dejo flotar la tasa de plazo fijo, no fijando una tasa mínima. Si el
gobierno dejara flotar la tasa de política monetaria, lo que sucedería es que
el mercado naturalmente buscaría su punto de equilibro en una tasa de interés
positiva contra la inflación, lo que haría derrumbar a los bonos en pesos
ajustados por inflación, ya que tratarían de que su paridad se ubique en un
precio en donde la tasa de retorno pase de negativa a positiva, y esto aplicaría
niveles de paridad más bajos.
Sin embargo, en el corto plazo
estamos observando una suba de los bonos en pesos ajustados por finalicen, esto
se debe que ante la fuerte baja de la tasa de plazo fijo, muchos inversores
buscan refugiarse en fondos comunes de inversión que prometan una mayor renta a
futuro, de esta forma eligen fondos que contienen bonos en pesos que ajustan
por inflación, y esto activa la mayor demanda de estos títulos. Hay que seguir
de cerca las valoraciones de los bonos y sus tasas de retornos, ya que, si
alcanzan niveles superiores a la tasa negativa de plazo fijo, estaríamos
observando una sobrevaloración en los precios de mercado.
Un segundo instrumento a tener
en cuenta son los bonos soberanos en dólares, el AL30 vale U$S 48,50, y tiene
una tasa de retorno del 28,7% anual, si la tasa de interés en pesos fuera
positiva contra la inflación, y el Banco Central dejaría de intervenir en el
precio de la tasa de interés, muchos inversores se volcarían a este título, que
tiene muchas posibilidades de aumentar su paridad en el corto plazo. Por otro
lado, a suba de las reservas del Banco Central convalidan una suba de las
paridades de la deuda argentina. El bono AL30 si mejoraría su calificación
podría valer U$S 63 y mostrar una tasa interna de retorno del 17,0% anual, o
U$S 66 y mostrar una tasa interna de retorno del 15% anual. Por lo tanto, es un
título que te puede dejar una ganancia de paridad entre el 33,0 y 36,0% en
dólares si Argentina recibe un préstamo que la haga retornar a los mercados de
deuda, o firme un nuevo acuerdo con el FMI con desembolsos de fondos frescos.
Conclusión
.-En la competencia de monedas, por ahora el peso es el gran perdedor, en la coyuntura el peso ajustado por inflación es el gran ganador, y el dólar billete podría ser la opción a futuro apostando a los bonos soberanos de la deuda argentina, ya sea bajo ley nacional o extranjera. El dólar billete en todos estos escenarios dejo de ser objeto de deseo. La nueva ganga son los bonos soberanos de argentina, en especial los que vencen a largo plazo, pero esto lo dejamos para otra nota.
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