09Oct
Me gusta el campo
09/10/2024 - Marianela De Emilio
Competitividad productiva comparada
La productividad agrícola de Argentina no
prospera al ritmo que nuestros principales competidores americanos. Hay
barreras que impiden este avance y mientras no sean evidentes sus consecuencias,
seguirá sin priorizarse el camino a seguir para avanzar sobre el desarrollo y romper
techos productivos.
En los siguientes gráficos puede verse la
evolución en las últimas dos décadas de superficie y volúmenes de cosecha para la
sumatoria de los principales tres cultivos agrícolas del mundo, trigo, soja y
maíz, en los tres principales productores del continente americano, Argentina,
Brasil y Estados Unidos. La superficie de cosecha de estos tres cultivos
aumentó 30% en Argentina y 93% en Brasil los últimos 20 años, mientras Estados
Unidos solo creció 17%, puede decirse que hay mayor antigüedad como productores
de commodities agrícolas en Estados Unidos y Argentina, con menores fronteras por
explorar, mientras Brasil hace pocas décadas comenzó a contar su historia y
conquistar superficie. En cuanto a las toneladas cosechadas de estos tres
granos, mientras Argentina creció 83%, Brasil creció 206%, más del doble, y Estados
Unidos 44% en las últimas 20 campañas.
Las proporciones cambian cuando se comparan
rendimientos nacionales promedio, un valor que resume el resultado del desarrollo
tecnológico para vencer techos productivos.
Los rendimientos de soja crecieron 33% en
Argentina, según el rendimiento nacional promedio de la campaña 03/04 respecto
al de la 23/24, Brasil en el mismo período creció 35%, mientras Estados Unidos
incrementó 53% sus rendimientos promedio, Argentina ha tenido el desempeño más
bajo en sumar rendimiento, y es de los tres el de menor rendimiento promedio
nacional, con 29,4 qq/ha, respecto a 32 y 35 qq/ha de Brasil y Estados Unidos
respectivamente.
En cuanto a maíz, mientras Argentina muestra un
casi insignificante aumento de rendimientos, solo 1% más en 20 años, Brasil
suma 63% y Estados Unidos 28%. Es la riqueza ambiental la que permite que
nuestro país supere en rendimientos promedio a Brasil, con 64,9 qq/ha versus 55
en Brasil. Estados Unidos, país maicero por excelencia, muestra rendimientos
promedio de casi 114 qq/ha, a lo que habría que restar los altísimos
rendimientos de superficies bajo riego, pero sin dejar de ver los promedios que
superan 90 qq/ha en superficies de secano, dejando a nuestro país,
ambientalmente muy similar, muy por debajo de esa media.
Tanto soja como maíz, que en Estados Unidos no
crecieron significativamente en superficie, si crecieron en volumen de cosecha,
por mayor potencial de rendimiento. Brasil, por su parte, con fuertes
crecimientos de superficie cosechada, también sumó competitividad productiva,
aumentando notablemente sus rendimientos promedio, mientras Argentina muestra
un desempeño inferior para ambos cultivos.
Trigo, por último, muestra rendimientos que han
crecido los últimos 20 años 12% en Argentina y 21% en Brasil, mientras Estados
Unidos apenas sumó 1%, lo que muestra principalmente una desinversión en torno
al trigo para el país del norte. Sin embargo, es Estados Unidos quien muestra
los mayores rendimientos promedio, con más de 30 qq/ha, mientras Argentina con
ambientes muy buenos para este cereal, promedia 28,4 qq/ha la última campaña
considerada, y Brasil, innovador en siembra de cereales de invierno, con pocas
campañas trigueras de historia, logra promedios de 28,7 qq/ha.
El menor ritmo de avance en rendimientos
promedio muestra limitaciones en el avance tecnológico de la producción
argentina, en respuesta a diversos factores que han atravesado al sector
agrícola. Hay techos productivos a los que aún no se ha llegado por
limitaciones a la inversión e ingreso de tecnología al país. El potencial
productivo argentino podría sumar, solo avanzando en 1,5 qq/ha de trigo, 20
qq/ha de maíz y 5 qq/ha de soja, más de 23 millones de toneladas a la cosecha
anual de estos cultivos, sin necesitar sumar superficie agrícola.
Por último, se muestran los volúmenes de los
tres granos, trigo, soja y maíz, exportados por Argentina, Brasil y Estados
Unidos, así como la proporción del total de sus cosechas exportadas.
Se observa que, mientras Estados Unidos ha
fluctuado entre 80 y 150 millones de toneladas exportadas, la proporción de
cosecha que representan estos volúmenes fluctúa entre 20% y 30%. Brasil, que ha
crecido de 30 a más de 150 millones de toneladas, exporta aproximadamente 50%
de su cosecha, se observa como Brasil ha superado en volumen exportado a
Estados Unidos en tres de las últimas cinco campañas. Argentina, cuyos
volúmenes exportados han fluctuado entre 40 y 80 millones de toneladas, exporta
más del 70% de su cosecha cada año, siendo este último el único indicador en el
que Argentina supera a sus dos competidores americanos, la proporción de
cosecha de materias primas destinadas a exportación, lo que muestra entre otras
cosas, la mayor dependencia de Argentina a las exportaciones y menor tracción del
consumo interno.
Solo con mencionar que en los últimos 8 años Argentina
ha sumado solo 1 millón de toneladas de producción de carnes, pasando de 5 a 6
millones, considerando carne bovina, porcina y aviar, comparado con Estados
Unidos y Brasil, que han sumado 4 millones de toneladas, pasando de 42 a 46
millones de toneladas Estados Unidos y de 27 a 31 millones Brasil, puede deducirse
el volumen de granos que estos dos países destinan al consumo interno, y el menor
volumen demandado en Argentina para ese fin.
Conclusiones: Los mercados agrícolas siguen mostrando
volatilidad en respuesta a pronósticos climáticos de corto plazo, los precios
fluctúan impactando sobre el resultado económico de las agro empresas que deben
liquidar para avanzar en sus ciclos productivos. El ingreso genuino de divisas
al país está fuertemente condicionado por el resultado de cada cosecha y los
precios de exportación.
Así como elevar el manejo productivo y la
gestión comercial de cada agricultor tranquera adentro puede sumar rendimiento
y precio a sus cosechas, enfocar esfuerzos tranquera afuera, para propiciar el avance
de inversiones en desarrollo productivo e incorporación de tecnología, resultará
en ruptura de techos productivos, fundamental para desarrollar competitividad.
Marianela De Emilio
Ing. Agr. Msc. Agronegocios
@DeEmilioMarian
INTA