
28Mar
Para pensar
28/03/2025 - Julián Ignacio Muntane
Dólar & PBI
La actividad económica se expandió un 2,1% si comparamos el cuarto trimestre del año 2024 con el del 2023. Si lo medimos de forma desestacionalizada, respecto al trimestre anterior, la economía creció un 1,7%. La producción total de bienes y servicios finales es representada por un valor de 708 billones de pesos, o 685.000 millones de dólares.
Los segmentos de la economía que más aportaron al crecimiento fueron las exportaciones, con un crecimiento del 27%, y en menor medida, acompañó las inversiones (1,9%) y el consumo privado (2,8%). Si lo miramos por sectores de la economía, lo que más crecieron fueron las actividades bancarias, minería, agricultura, y ‘hoteles y restaurantes’. El sector que aún está rezagado es la construcción, cuya caída respecto al cuarto trimestre 2023 es del 12,4%.
Cuando la actividad económica crece, también lo hace la demanda de dinero. En este caso, como las transacciones cotidianas son en moneda nacional, ante todo crecimiento de actividad, sube la demanda de pesos. Necesitar capital de trabajo en la empresa, tener dinero para cambiar el vehículo, hacer compras cotidianas, o consumir bienes de lujo son todas formas de decir “aumenta la demanda de pesos”.
A contracara de lo anterior, está la oferta de pesos. En los últimos 20 años, nos hemos acostumbrado a que este fue el bien que siempre sobró. Siempre hubo de estos por doquier; teníamos déficit fiscal financiado con emisión; hacíamos plazo fijo con tasas elevadísimas, duplicando la cantidad al año; comprábamos dólares, y con el tiempo, cuando volvíamos a venderlos, teníamos hasta varias veces la cantidad de pesos que habíamos colocado inicialmente para comprarlos; subíamos los precios descontroladamente y aún así vendíamos mercadería y servicios. Pero desde diciembre del 2024 esto cambió rotundamente.
Las canillas de emisión de dinero se cortaron de forma súbita a través de la meta del superávit fiscal y saneamiento de las cuentas del Banco Central.
Cuando la oferta de pesos queda fija y la demanda de pesos comienza a crecer, la moneda nacional escasea y se revaloriza. Esto impacta en dos variables; el precio de las divisas extranjeras, y la tasa de interés. Un mayor anhelo de tener pesos a la vista por fines transaccionales y especulativos hace que más gente pidan dinero prestado, haciendo subir la tasa de interés real. En efecto, a mayor tasa, más incentivo para el que tiene excedentes de pesos a colocar el dinero a plazo y no irse al dólar.
Por esa razón es que el dólar, por más que en días anómalos suba un 5% o 10% luego vuelve a bajar con más fuerza. Eso ocurrió en julio 2024 cuando alcanza los 1.500 y ocurrió esta semana cuando se fue a 1.300. Como la cantidad de pesos está fijada, si todo el mundo compra dólares, en paralelo surge un gran problema de liquidez por parte de los que se dolarizaron, y les urge volver a tener que comprar esos pesos que vendieron para cubrir sus faltantes de liquidez, y la cotización del dólar queda condenada a un valor fijo en torno a los 1.200, de la cual, si la economía sigue creciendo, incluso puede ir camino a estar por debajo de los 1.200.
La cantidad de pesos fija (de hecho, cada vez menor en términos relativos al PBI), con una economía creciendo y tasas de interés altas, implica todo un prolegómeno de mayor oferta futura de dólares y vuelve al país un imán de inversión extranjera directa.