
25Abr
Para pensar
25/04/2025 - Julián Ignacio Muntane
La industria argentina
El sector manufacturero industrial viene en
franca recuperación. Sin embargo, el nuevo esquema cambiario y financiero le
plantea un desafiante escenario venidero.
Es cuestión de costos, no de precios
Si hay algo que aún no nos hemos acostumbrado,
es a convivir con una demanda alta de pesos, baja inflación, tipo de cambio
libre tendiendo a la baja.
El costo en las empresas viene creciendo desde
principios del 2024 hasta la fecha. Sobre todo, el costo laboral real , puesto
que al no haber inflación, el industrial se ve imposibilitado de tener
rendimientos a través de la suba de precios. Al mismo tiempo, como no puede
subir los precios como lo hacía antes, sí le están aumentando los costos, y
esto comprime cada vez más el beneficio económico entre la compra,
procesamiento y venta.
Los costos laborales comenzaron a crecer de
forma continua desde el piso del primer trimestre del 2024 hasta la fecha. Si
bien de acuerdo a la fundación FIEL el costo laboral se encuentra en «uno de
los niveles más bajos de las últimas décadas», su crecimiento en algún momento
generará presión sobre los beneficios, que someterá a las empresas a una
situación crítica si no se preparan para ello.
Por otra parte, tomar crédito en pesos para
incrementar el capital de trabajo y producir con dinero de otros ya no es una
opción viable, porque las tasas de interés representan un costo muy alto,
duplicando a la inflación, y en algunos casos la triplica. Esas altas tasas
absorberán casi todo el pequeño margen de ganancia que cualquier empresario
(sobre todo PYME) pueda obtener.
El industrial argentino no tendrá otra opción
mejor que desahorrar los dólares, o no renovar los plazos fijos, para
reinvertirlos en la empresa, ya sea adquiriendo nuevas maquinarias,
implementando nuevas tecnologías o realizando inversiones blandas que mejoren
la productividad, para de esta forma, lograr maximizar la ganancia por la
cantidad y no por el precio. La inercia de aumentar, ganar, y ahorrar sigue vigente,
y muchos aún no se han adaptado al modelo económico actual, que de hecho, ya va
por la fase III.
Cuando miramos el índice de producción
industrial manufacturero desestacionalizado, se observa que a partir de mayo
2024 la producción comienza a crecer hasta noviembre 2024, pero luego comienza
a aplanarse y hoy en día no crece desde septiembre 2024.
Sin embargo, por lo menos ya superamos al año
2019 y nos queda como desafío alcanzar los niveles de producción del 2017.
Solamente los sectores alimentos y bebidas,
combustibles y automotriz son unos de los pocos que está mostrando un gran
crecimiento, superando ya al año 2017.
Por lo tanto, estaremos viendo una continuidad
de esa franca recuperación en la medida que se dinamicen dos factores: 1)
impulso de la demanda de los productos que fabrica cada sector, y 2) las
empresas tengan la productividad suficiente que les permita producir en grandes
cantidades y cerrar un margen de ganancia positivo.
La productividad sólo se logra invirtiendo en bienes de capital y capacitación del personal. Omitir la inversión en capital humano es un pecado capital de todo empresario.